El centro de todo. Mama.
Es muy simple, la mama es el centro de todo.
Es la piedra angular donde se sustenta la sociedad tal como la
conocemos. Sin familia no hay sociedad, sin mama no hay familia.
Es el inicio, es donde se crea la chispa, es donde se forma el milagro,
es el privilegio divino reservado solo a ellas.
Las madres funcionan bajo un concepto totalmente desconocido para todo
aquel que no es madre, son totalmente entregadas, carecen de ambición en cuanto
la recompensa, lo hacen todo sin pensar en que van a recibir nada a cambio. Se
dan por completo, no se quedan con nada, no buscan su beneficio, no se guardan
nada.
No se miden, hacen cualquier cosa por sus hijos, no se limitan, no se
atemorizan, nada las detiene, nada la hace darse por vencidas cuando cuidar y
defender a sus hijos se refiere.
Las madres existen bajo el más puro concepto del amor que no se termina,
tampoco se cansa, ese amor no se rinde, nunca olvida, nunca pierde la ilusión,
no se desmotiva, no guarda resentimiento, no guarda rencor.
Las madres solo desean lo mejor, viven de la satisfacción de ver crecer
a algo mejor que ellas mismas en sus hijos, sus metas son que sus hijos las
sobrepasen, tenga una mejor vida que ellas, ser superadas por lo tanto, no
conocen la envida, solo conocen el verdadero deseo de éxito, el de sus hijos.
Las madres tampoco tienen filtro, es su deber, dicen lo que quiere porque
creen en la búsqueda la mejor vida para
sus hijos, una madre no castiga por venganza, no castiga con saña, lo hace para
corregir, lo hace para dirigir.
Sus chancletazos con certeros, orientan, guían dicen cuando quieren lo que
quieren por que las asiste el derecho divino de “ Ser la mama”.
Son el único amor absoluto que vamos a conocer en nuestras vidas, ese
amor incondicional, imposible de medir, inconcebible en tamaño, inimaginable en
fuerza, incomprensible en cantidad.
No siempre estamos de acuerdo con ellas, no siempre la vemos como sabias
guías ni como perfectos ángeles de guarda, todos somos humano y nos
equivocamos, ellas también lo hacen, pero hasta cuando lo hacen se equivocan
motivadas por el más puro y perfecto amor.
Las madres ven al mundo atemporalmente, para ellas no existe el pasado,
ni el presente ni el futuro, para una madre su hijo no tiene más edad que un
niño que necesita guía, jamás se volverá adulto, siempre seremos el niño que boto su paleta y corremos al delantal de la madre a llorar y buscar consuelo, así
nos van a ver siempre, así de simple.
Lamentablemente las madres no son eternas, tristemente el tiempo nos las
termina quitando siempre más temprano que tarde, nunca estaremos listos para
que nos arranquen el amor más puro y perfecto que hemos conocido.
Sus cuerpos se van a volver un poco más débiles, pero no su espíritu, ni
su amor, ni su determinación, ese será cada día más fuerte, más incuestionable.
Son verdaderos súper héroes, es el verdadero capitán que siempre
seguimos con seguridad, es un abrazo, un beso, un lagrima, cobijo, calorcito.
El día de la madre no es una celebración para “visitar a su madre”, su
madre debe ser su centro e inspiración, aunque a veces nos cansen sus consejos,
nos canses sus regaños, la madre debe ser escuchada y respetada siempre.
Y casualmente ella no quiere nada suyo, no espera un gran regalo, no
espera algo caro, ni algo fino, su madre lo espera a usted, un abrazo, un beso,
su compañía, sus risas, sus éxitos, sus fracasos y sus triunfos, el mejor
regalo del día de la madre que usted puede darle a su madre es comer con ella,
reír con ella, muchos abrazos, incontables besos y sobre todo, su amor.
Vaya corra, apúrese, vuele, ¡deje todo! lo están esperando esas manos
llenitas de amor, para abrazarlo, esas manos que siempre van a estar ahí pase
lo que pase, donde usted, como usted este, ella siempre va a estar ahí. Usted también
debe estar para ella siempre ahí, así que apúrese, celebre este día con bombos
y platillos, agradezca tenerla, si ya no la tiene agradezca haberla tenido.
Las mamas son centro de todo.
Herbert Soriano
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